Cuando el valor de la vida humana se intenta relativizar o directamente se desprecia, necesitamos el poder del amor de Dios que nos enseña cuanto vale cada persona.
Rézale a María, madre de Jesús, la Vida, para que cada uno sea cuidado y protegido como un tesoro de incalculable valor.
Oremos con San Juan Pablo II quien nos dio esa oración en su encíclica sobre el valor y el carácter inviolable de la vida humana Evangelium Vitae.